Un postergado post para posteridad

Esta ultima semana la dediqué a la reflexión, a ordenar unas cuantas palabrillas sueltas en mi cabeza y a dormir...una de sal grandes maravillas del muno. Cada vez que osé aventurarme a escribir aquí algo me detenía cada vez...una especie de misterio, un nudo de estómago, un calambre a mi hambre de seguir...y el tiempo; ese que pasa y pasas como todas las cosas inevitables. Me hace replantearme diariamente por qué se escribe, de dónde vengo y a donde quiero llegar. Lo cierto es que esta vez tardé algo así como una semana en resolver mis más simples y terribles preguntas. Al final quedé bastante contento y asombrado ante la dimensión del tiempo que se me había esfumado, el tiempo como ente regulador de la vida y la muerte...chronos es su nombre artístico...Destino le dicen otros...DIOStino solía yo decirle...Desatino para los viejos buscadores de la fuente de la eterna juventud...para mí hoy (o mejor dicho ayer pensando en mañana) es...

El ayer, el ahora y mañana.
La eternidad del instante
canta mi ciega deidad.

El infame, infalible y terrible.
La eternidad del otoño
estaciona su tierra en mí.

El año, el siglo y era.
La eternidad ansiosa destinada
sentencia mi espera que no sé.

El tiempo sin tiempo y mortal.
Eterno veneno sin rostro
23 años insípido y fatal

El vino, el poeta y la eternidad.
Eterna promesa en mi nombre
23 años añejo y dulzón.


(Foto: Armando Schettini)

¿Cuántas vidas en un instante?...¿Medio suspiro? ¿Un verso sin tiempo?
¿Un frenesí de la Barca? ¿Una gota de Sangre en el Mar?

(Silvio Pablocar)